Vivir el azul Prusia
Las primeras semanas de esta realidad casi distópica recuerdo dos pláticas que tuve sobre las oportunidades que esto podría otorgarnos, ambas giraban en torno a la contemplación y el encierro y cómo estos pueden llevarnos a estados mentales casi desquiciantes, pero, quienes hemos atravesado por estados caóticos y de autodestrucción sabemos platicar con nuestros demonios, sentarnos, abrir una cerveza y mirarles directamente a los ojos mientras se nos ocurre qué crear y cómo aprovechar la incertidumbre.
Hacer fotografía experimental o alternativa, algunas veces nombrada análoga, nos pone cara a cara con el nulo control de la existencia y nuestra finitud. Los fotogramas obtenidos por el método de la antotipia, por ejemplo, terminaran desapareciendo en algún momento. La clorofila existente en la tintura que se obtiene de las plantas sigue actuando a la luz solar, las formas del fotograma son consumidas y no queda más que una tenue mancha marrón.
La fotografía de plata sobre gelatina en blanco y negro, en ocasiones, pasa de matices grises a sepias. Hay quienes encuentran en estos colores, la evocación romántica de los tiempos que se fueron. Quienes trabajamos con este formato pensamos de inmediato en el lavado apropiado y cuidadoso de nuestras impresiones, para evitar que las sales de plata sigan reaccionando a los químicos…
Entrar al cuarto oscuro es una de las experiencias sensoriales más deliciosas que existen. Si procesas blanco y negro es posible usar una luz de seguridad roja muy tenue, asi que en cuanto entras tus pupilas se dilatan, tus ojos empiezan a adaptarse poco a poco a la oscuridad y comienzas a distinguir formas, las texturas llegan después de muchos minutos ahí. El sistema olfativo percibe el inconfundible olor del ácido acético, las manos se vuelven más sabias y perceptivas, aprenden a distinguir entre la textura del papel común y el emulsionado. Pero no todos pueden gozar del privilegio de un cuarto adaptado para ver aparecer una imagen fotográfica.
Aún así existen técnicas como la cianotipia que permiten observar a simple vista las reacciones de soluciones químicas. Está técnica requiere papel, agua, charolas, pinceles, objetos para hacer contacto con el papel imprimado o imágenes negativas, además de dos sales que son diluidas en agua y mezcladas posteriormente en 1:1. Las bellísimas sales de ferricianuro de potasio y el citrato férrico amoniacal, son quienes reaccionan a la luz ultravioleta y por las que se logra pintar con luz.
A John Herschel, científico decimonónico dedicó su vida a la astronomía y las matemáticas, le debemos el uso de la palabra fotografía, los conceptos de negativo y positivo además de sus aportes y descubrimientos sobre la luz ultravioleta. Propuso que existía un tipo de luz invisible, es decir antes y después del espectro visible, hay dos tipos de onda que no percibimos los seres humanos, el infrarrojo y la radiación ultravioleta. Algunos materiales son sensibles a este espectro y reaccionan a él, por ejemplo las sales de hierro.
A diferencia de Talbot y William Willis, Herschel desarrolló tres procesos fotográficos basados en sales fotosensibles de hierro, plata y oro. Estos descubrimientos fueron puestos en práctica por quien es considerada la primera fotógrafa, Anna Atkins quien estudió algas marinas y presentó el primer libro ilustrado con fotografías de la historia.
Retomar la técnica desarrollada por Atkins y propuesta por Herschel en plena distopía permite hacer una pausa, entrar en contacto con materiales que ponen a prueba nuestra paciencia, nuestra reflexión y nos hacen aproximarnos a una forma distinta de construir una imagen, de relacionarnos con la luz.
Estar enclaustrada, jalar la cortina, abrir la ventana y mirar el cielo, ver pocas nubes o ninguna, sentir como los rayos de sol queman la piel y pensar de inmediato que es un buen día para hacer fotogramas. Eso es vivir la luz después de pintar con ella.
Sugerencias para practicar cianotipia.
Materiales:
Citrato férrico amoniacal
Ferricianuro de potasio
Agua destilada o embotellada
Papel de algodón o tela de algodón
Herramientas:
Charola o bandeja de plástico
Pincel, evitar que tenga piezas de metal
Plásticos para protección
Trapos para limpieza
Tabla
Cristal o vidrio transparente
Pinzas
3 Contenedores ámbar u opacos que bloqueen el paso de luz solar
2 Cucharas de plástico sopera. Ambas deben ser de la misma medida
2 Jeringas
Medidores de ml
Preparación de la solución.
Solución “A” En uno de los contenedores se pone una cucharada de ferricianuro más cien mililitros de agua, mezclar y reservar.
Solución “B” En el segundo contenedor se pone cucharada y media de citrato más cien mililitros de agua, mezclar y reservar.
En un tercer contenedor con ayuda de una de las jeringas se ponen 5ml de la solución “A” y con ayuda de otra jeringa se añaden 5ml de la solución “B”. Se mezcla y con ayuda de un pincel se comienza a imprimar o humedecer con esta solución el papel.
Dejar secar por completo. Cuando está completamente seco el papel se superponen elementos para crear la composición o se puede trabajar con imágenes negativas impresas en albanene o acetato.
Se pone el vidrio encima y se fija con las pinzas. Se recomienda exponer al sol por 30 minutos si está despejado el cielo, 40-50 minutos si está nublado.
Pasado este tiempo. se retira el vidrio, los elementos o el negativo que estaba sobre el papel y se meten en la tina (previamente llenada con agua corriente) los fotogramas. Se enjuagan hasta que ya no salga tintura amarilla.
Se dejan secar en un lugar donde no les dé el sol directamente.
Nota: La solución se puede preparar en un lugar iluminado siempre y cuando no le dé directamente la luz solar a las soluciones. Lo mismo pasa con el papel, se puede humedecer en un lugar iluminado bajo las mismas condiciones anteriores,
La luz de lámparas (siempre y cuando no sean UV) no afectan el proceso. Es recomendable dejar secar lejos de la luz solar y conservar el papel imprimado en un lugar seco y oscuro.






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