¨Nosotros le quitamos la seriedad a la fotografía analógica" Sally Bibawy
Hace siete años escuché por primera vez el término lomografía me explicaron de manera muy sencilla en qué consistía, unos tres años antes había terminado de estudiar fotografía y comenzaba a integrarme al mundo de las artes visuales. Todo lo que sabía en ese momento sobre imagen, composición, planos, etc. era gracias a la fotografía, mi mundo giraba al rededor de esta.
Llegué a mi casa a buscar información en la red y terminé desquiciada, frustrada y así viví hasta hace unos años. Estaba saturada de imágenes, cansada de escuchar conversaciones de amigos, compañeros de transporte, "colegas", especialistas... Enfadados y ofendidos porque la fotografía estaba siendo desvirtuada y demasiado manipulada.
¿Qué iba a pasar con la fotografía? Hacia a dónde nos dirigíamos con todos estos programas que transformaban la realidad de las imágenes, ya no podíamos creer que una imagen dice más que mil palabras.
En medio de una acalorada tarde en la Ciudad de México, en un callejón escandaloso, sucio lleno de excesos, escuchaba las quejas de una compañera que se resistía a aceptar "tanta manipulación y engaño." Entendí lo que sentía, alguna vez fui esa mujer sentada frente al mundo reclamando que modificaran imágenes, que las saturaran de color, que alejaran la imagen de la "realidad"...
El tiempo lo cura todo, me disculpo con quienes han compartido su vida conmigo por lo que viene. Me atrevo a comparar las sensaciones que tuve después de esa charla con lo que sucede al encontrarnos con antiguos amores, pasan los años, volteas y te das cuenta que ninguno de los dos son la misma persona, que si tuvieras que volver a elegirlos (en ese momento al menos) no lo harías. Porque la vida siguió, son la suma de lugares, personas, experiencias y nada volverá a ser lo mismo. Mi viejo amor por la fotografía era otro, lo quería de distinta manera, algo había cambiado y no había vuelta atrás.
Ahí estaba yo sorprendida de lo que pasaba en mi mente, ya tenía una respuesta para la persona que era en el 2012 totalmente opuesta a la lomografía, ya podía hablar con mi yo del pasado y decirme porque sí hacer lomografía pero además era capaz de responder a la queja de mi compañera (valida, necesaria y que agradezco infinitamente)
Le dije que no existía momento en la historia de la fotografía en que la imagen impresa, latente o revelada no hubiera sido modificada. Siempre, desde sus inicios la fotografía buscó alternativas, desarrolló técnicas, herramientas o tecnología para manipular, modificar, transformar y componer una imagen.
En el laboratorio, con tiempos largos en el proceso químico, dobles o múltiples exposiciones en la toma o en la ampliación. Podría hacer una lista larga de todo lo que viene a mi cabeza, el punto es que nunca la fotografía ha sido pura, intocable o cerrada a la experimentación. De ser así jamás habríamos llegado a donde estamos hoy.
Me dí cuenta que era momento de sacar la lomo, de ponerme a jugar y de quitarle esa seriedad al acto fotográfico, por supuesto que sigo usando el ISO/ASA/DIN, el tiempo de obturación, los diafragmas, pienso en las distancias focales, en la temperatura de mi Dektol o mi HC-110, mi FIX, en fin podría llenar este espacio de conceptos para justificar que sé de lo que hablo y lo que hago, pero cuando uso esos "saberes" hago otras imágenes, no lomografía.
Después de salir a jugar con mi camarita me declaré amante de la lomografía, en mi cabeza retumbaba la voz de alguien apellidado Blanco, que alguna vez me dijo "antes de hacer arte, haga fotografía." Es apresurado decir que mis imágenes son arte o que hago arte, esa es una cuestión distinta, pero de lo que sí estoy segura es que se necesita jugar, experimentar, buscar, cuestionar... para hacer arte.
Lo que para Mathias Fiegl, Wolfgang Stranzinger y Sally Bibawy comenzó como un negocio o un acto lúdico, no solo motivó a los cientos de consumidores de sus cámaras y a los nofotográfos para salir cámara en mano y disparar a ver qué sale y sino sale nada, no pasa nada.
Esta propuesta me atrapó, me convenció pero sobre todo me dio una herramienta más para seguir haciendo foto, para jugar con ella y descubrir nuevas formas de construcción de una imagen.
A continuación el decálogo propuesto por Scott Adams en su libro "Holga: The world through a plastic lens (lomografy)
- Lleva tu cámara siempre contigo
- Utilízala siempre: de día y de noche
- La Lomografía no interfiere en tu ritmo de vida, forma parte de él.
- Dispara desde la cadera
- Acércate lo más posible a tus objetos de deseo lomográfico.
- No pienses.
- Sé rápido.
- No necesitas saber de antemano lo que ha captado la película.
- Luego tampoco.
- No te preocupes acerca de las reglas
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